sábado, 4 de julio de 2015

SPIDER-MAN EN EL JUEGO SUPERHÉROES DE FEBER


En el año 1984, la juguetera Feber lanzó un juego de aspecto ciertamente tentador, al menos para los pardillos fanáticos de los supertipos ataviados con pijamas de colores. Permitidme aclarar, antes de continuar, que por lo visto yo mismo debí ser uno de tales pardillos (y probablemente sigo siéndolo), ya que verlo en el escaparate de una tienda y pedírmelo para Reyes fue todo uno. Desgraciadamente, ya no lo conservo.

¿Pero qué tenía el dichoso jueguecito para ser tan goloso?. De entrada, que el frontal de la caja ya nos mostrase una imagen grupal de algunos de los más célebres personajes Marvel (unidos en un descarado montaje que utilizaba las imágenes promocionales más habituales de la época -de cada uno de ellos por separado-, sólo que reuniéndolos hábilmente para la ocasión). Era un burdo montaje, cierto, pero en aquellos días felices nuestra inocencia aún no había sido desvirgada, y la verdad es que ni cuenta nos dábamos. Al contrario: nos quedábamos embelesados contemplando a aquellos poderosos individuos, casi con la boca abierta, y si hacía falta podíamos pasarnos así una hora (o más). En mi caso concreto, el que Spider-Man ocupase el lugar principal de la ilustración ejercía sobre mí una especie de efecto hipnótico. Por si esto fuera poco, y para dar la puntilla, junto a aquella ilustración "maravillosa" había una oportuna parrafada (cuya misión no era otra más que acabar de convencer al posible pedigüeño indeciso, y digo pedigüeño porque, como hemos visto, el comprador solía ser un sujeto diferente al futuro jugador, normalmente sus padres, abuelos o tíos). Esta parrafada frontal decía: "Superhéroes: en la competición del siglo... ¿quién triunfará?". ¡Diossssss!, si el dibujo ya nos producía un éxtasis casi místico, tras leer aquella simple frase, SABÍAMOS que nuestra vida sin ese juego carecía del más mínimo sentido.

La introducción del libreto de instrucciones aún nos daba más datos. Decía así: "Los superhéroes de todo el mundo se han dado cita para celebrar el Gran Torneo de Superhéroes, con los más espectaculares e increíbles combates del siglo. ¿Quién será el vencedor en este singular Torneo?. ¿El favorito Spiderman? ¿El gran Thor? ¿El Capitán América? ¿El Hombre de Hierro? ¿La Masa? ¿La Bruja Escarlata?..."

Vamos a ver una cosa, amigos: yo puedo admitir que cuando un combate es apoteósico, inigualable e irrepetible puede llegar a denominarse "el combate del siglo". De acuerdo. Pero por lo tanto, sólo UNO puede recibir el privilegio de ostentar tan épico nombre. Entonces... ¿cómo diablos se come eso de "los más espectaculares e increíbles combates del siglo", así como a granel?. Si lo analizáis fríamente, estaréis de acuerdo conmigo en que la expresión carece de todo sentido.


En fin, yendo al grano: el caso es que la dinámica del juego consistía en celebrar tres torneos diferentes con sus correspondientes eliminatorias, de los que un único héroe resultaría vencedor absoluto. Para proceder, debían usarse las denominadas cartas de Lucha, las tarjetas Superhéroes y las fichas de Artes Marciales y Agilidad. En esencia, la cosa consistía en hacer avanzar tu personaje (un minúsculo dibujito de cartón -que parecía coloreado con rotuladores Carioca- sobre una peana) tantas casillas como indicase la puntuación del dado (vamos, como un triste parchís de toda la vida), e ir levantando las tarjetas de Superhéroes correspondientes -cuando tocase-, sumando las puntuaciones de éstas con las de alguna de las cartas de Lucha que tuviéramos en las manos en ese momento. La suma de tus puntos "combatía" contra la suma de los puntos de tu contrincante. Para enfrentarse a un Supervillano, lo mismo pero utilizando las fichas de Artes Marciales y Agilidad. ¿"Trepidante", eh?. Si en esto consistía el famoso combate del siglo, no quiero ni pensar como sería el combate de la semana... (quizá fuese algo tan movido como una competición de calceta, algo bastante injusto ya que en ese caso Spidey llevaría cierta ventaja).


En resúmen: que era un juego ñoño y aburrido, pero aburrido, aburrido hasta decir basta, en lo que lo único más o menos potable era la mencionada ilustración de la caja (pese a ser, como hemos apuntado, un burdo montaje). Eso sí: ya os advierto que si a día de hoy queréis haceros con él en Ebay Todocolección tendréis que ir pensando en aflojar al menos entre 30 y 40 euros (gastos de envío aparte), que como ya sabéis, la nostalgia tiene un precio.

Como curiosidad, cabe mencionar que al igual que otros juegos de Feber, éste también tuvo su versión de bolsillo en aquellos curiosos cassettes magnéticos.

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