En 1978, el guionista Jim Shooter se convirtió en el noveno editor jefe de Marvel Comics. Comenzaba así una época convulsa en el bullpen, donde las trifulcas entre Shooter y buena parte de los artistas a sus órdenes estarían a la orden del día, según las malas lenguas, por el trato dictatorial que éste les dispensaba (y que no en vano finalizaría con la marcha de muchos de ellos a la competencia).
Más allá de todo esto, el editor también sería criticado por realizar cambios radicales a algunos de los héroes insignia de la compañía, incluyendo el remplazo (temporal) de los rostros tras las máscaras de Capitán América, Iron Man y Thor, así como el cambio -ya en 1984- de la habitual combinación de colores rojo y azul del traje de Spider-Man, por los colores blanco y negro; hecho únicamente, según los críticos, con la finalidad de vender una nueva línea de juguetes que ya había acordado con Mattel.
Así, él mismo se encargaría de escribir los doce números de Marvel Super-Heroes Secret Wars, la maxi-serie donde sucedía el referido cambio de indumentaria (concretamente, en el núm. 8 de la saga).
El cómic donde todo comenzó... |
La historia es bastante conocida, y ya la hemos tratado por aquí en alguna ocasión (concretamente cuando os expliqué quién ideó en realidad el primer diseño del traje); resumiendo mucho: un ser llamado el Todopoderoso reunía a los principales héroes y villanos en un planeta lejano, para que se enfrentasen entre sí.
En un momento dado, el traje clásico de Spidey acaba hecho trizas, pero resulta que Thor había descubierto una máquina que fabricaba ropa. Sí, ya lo sé: suena raro, pero así fue. El caso es que muchos héroes pasan por ella, y cuando es el turno del arácnido, algo falla, y aunque en un primer momento parece obtener un traje nuevo (y totalmente diferente), no tardará en revelarse como algo mucho más siniestro que eso. Su aspecto no puede ser más sencillo: negro absoluto, excepto por el sempiterno blanco de los ojos, y el blanco de la -ahora enorme- araña que lleva tanto en el pecho como en la espalda. También va de blanco el dorso de las manos, por donde ahora dispara la telaraña (en lugar de por las muñecas).
Entre otras particularidades, el "uniforme" responde a los pensamientos de Parker, y puede aparecer y desaparecer a voluntad; no necesita lanzarredes (genera la telaraña por sí mismo), y además, tiene la facultad de potenciar la fuerza y la agilidad del trepamuros. Es decir: que inicialmente, todo parecen ventajas.
Sin embargo, ya de vuelta en la tierra, y al cabo de un tiempo, el Hombre-Araña acaba descubriendo que el supuesto traje tiene vida propia, y que, en realidad, es un simbionte alienígena que intenta parasitarlo. Trata de arrancárselo sin éxito, por lo que tiene que acabar recurriendo a la ayuda de Mister Fantástico, que lo separará con un cañón de ultrasonidos.
Contra todo pronóstico, a Spider-Man aún le quedan ganas de coserse un par de trajes negros idénticos al parásito, y durante una época, alternará su uso con el del disfraz clásico (al que acabará volviendo, como no podía ser de otro modo).
Por su parte, el simbionte no tarda en lograr escapar del edificio Baxter y acaba uniéndose al fotógrafo Eddie Brock, dando lugar a Venom... aunque eso ya es otra historia.
Excelente articulo sobre probablemente el segundo traje de Spider-Man más conocido de todos, personalmente siempre me encuentro en la duda de que si prefiero más el traje original o el negro, sin dudarlo ambos trajes son muy buenos en su propia forma, aunque claro, el original siempre será el más icónico.
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